El artículo de Ramón Tamames sobre los Pactos de La Moncloa y el compromiso histórico de España, clave de la Transición, contiene una exposición e interpretación de lo que fue un acuerdo verdaderamente único en la Historia de España, por el que se establecieron unas bases de política económica a corto, medio y largo plazo. A corto, lo principal fue frenar la inflación, lo que empezó a conseguirse desde un año después, 1978, cuando la inflación que iba a un ritmo del 26 por 100 pasó a ser del 19. A medio plazo se reformaron muchas instituciones, como el mercado laboral, sector agrario, la seguridad social, etc. Configurando así un nuevo entramado institucional en línea con la democratización del país. El largo plazo, con la política energética, la posible transformación de las empresas públicas del INI, y la idea de la entrada europea, contaron con un panorama menos preciso pero siempre interesante. Está claro que la Ley de Reforma Política de 1976; la preparación, con la Oposición, de las elecciones generales de 1977; los Pactos de La Moncloa; y la propia Constitución de 1978, componen todo un compromiso histórico en España, que comparativamente alcanzó lo que Italia se había propuesto con ese nombre (Compromesso Storico), y no pudo conseguir por aquellos mismos tiempos. Los Pactos de La Moncloa fueron estudiados como modelo a seguir en muchos países posteriormente, y la Constitución se ha visto, casi siempre, como la obra de un consenso que se alcanzó por una idea democrática que puso los intereses partidistas por detrás de los intereses de la lección.