La diferencia entre la transición democrática italiana y la española es sustancial y objetiva. La transición italiana ya había comenzado durante la Segunda Guerra Mundial mediante la vital ayuda de la Resistencia y de las tropas aliadas que desembarcaron en Sicilia en 1943. La resistencia, precisamente, movimiento político y militar de instancia ciudadana que fue cómplice de la caída del fascismo y portador de valores propios de la constitución italiana. También en España, treinta años más tarde vino a derrumbar un régimen autoritario, pero a diferencia de Italia, esto fue debido a las tomas de posición estratégicas de las instituciones, en primer lugar del soberano Juan Carlos. En la elección de la forma de Estado Italia y España tomaron opciones muy diferentes: Italia interpeló por referéndum a los ciudadanos, mientras que España continuó con la voluntad expresada por Franco de que el soberano Juan Carlos se convirtiera en jefe del Estado, y más tarde toda la Constitución fue aprobada por referéndum. En cambio, dentro de la Constitución española encontramos muchas analogías con la Constitución italiana, especialmente en lo que se refiere a las autonomías locales y al órgano de garantía constitucional, es decir, el Tribunal Constitucional.